Todo empieza el instante en el cual abres los ojos, es de madrugada, el instante en el que apagas el despertador, te tallas suavemente los ojos, suspiras, tratando de recordar en que día vives aunque no le tomes mucha importancia, te levantas con la voluntad de alguien más, ya que la tuya sigue dormida, escuchas el sonido de tu huesos tronar, te ves en el espejo pero no te reconoces, un poco de agua fria puede ayudar y sí, te miras y te reconoces, tu mente está en blanco, te quitas la ropa, sientes frío, ves las marcas de las sábanas dibujadas en tu piel, te gustaría que alguien más las viera ya que quieres compartir tu parte favorita de las madrugadas, volteas al clóset, piensas un poco antes de escoger algo, no mucho, no te gusta sentirte vanidosa (aunque sabes que lo eres), escoges algo, te lo pones lentamente, aún quedan 15 minutos, 13 más bien, tu reloj está atrasado por 2, te despides de las sábanas dibujadas en tu piel, esperando verlas pronto, caminas hacia la cocina, descalza, abres el refrigerador, la luz te encandila, recuerdas que no tienes hambre y lo cierras, tomas las pastillas, las pastillas responsables de tu amabilidad durante el día, sonríes, miras hacía el reloj, quedan 5 minutos, bueno 3, regresas al baño, te lavas los dientes dejando la pasta destapada y apachurrada, tu mente piensa "A quién le puede importar? vives sola", a ti te encanta dejarla así, te hace sentir libre, soltera y aveces un poco sola, te ves en el espejo por última vez antes de salir, no por mucho tiempo, no te gusta sentirte vanidosa, caminas, abres la puerta, sientes el frío, suspiras por otro día más, esperando con ansias que cambie la rutina, ya quieres que termine el día.
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